28/10/2008
Después de aquella mañana del 11 de septiembre de 1973 Chile tampoco volvió a ser el mismo. Ese día se produciría un evento que marcaría profundamente la historia del país; y es que para millones de chilenos ese fue el día en que se le imprimía a la guerra terrorista fecha de vencimiento. Entre los años 1965-1973, con el propósito de apoyar a los mayores grupos guerrilleros que actuaban en Chile; desde Cuba, la Unión Soviética y algunos países de Europa Oriental eran enviados importantes apoyos financieros y militares, para aprovisionar a unos 2000 o más combatientes marxistas, que estuvieron dispuestos a asesinar y morir por la causa de establecer en Chile -por la vía de las armas- un régimen comunista.
Después de aquella mañana del 11 de septiembre de 1973 Chile tampoco volvió a ser el mismo. Ese día se produciría un evento que marcaría profundamente la historia del país; y es que para millones de chilenos ese fue el día en que se le imprimía a la guerra terrorista fecha de vencimiento. Entre los años 1965-1973, con el propósito de apoyar a los mayores grupos guerrilleros que actuaban en Chile; desde Cuba, la Unión Soviética y algunos países de Europa Oriental eran enviados importantes apoyos financieros y militares, para aprovisionar a unos 2000 o más combatientes marxistas, que estuvieron dispuestos a asesinar y morir por la causa de establecer en Chile -por la vía de las armas- un régimen comunista.
Este conflicto, cobró la vida de cientos de miembros de
las Fuerzas Armadas y de Carabineros,
así como de un número incalculable de civiles inocentes, víctimas de las bombas colocada
s en: torres de electricidad, puentes, estaciones del metro, instalaciones militares y empresas privadas..
En la década de los 70 y en plena guerra fría, existía un radicalismo mundial entre dos ideas: capitalismo y comunismo, y la posibilidad de un conflicto bélico mundial tampoco estaba ausente. En Chile, luego de unas polémicas elecciones entraba a gobernar la Unidad Popular, alianza de partidos izquierdistas de orientación marxista en manos de Salvador Allende (1970-1973).
La izquierda chilena ganaba las elecciones pero estaba lejos de tener el poder, para obtenerlo había que quebrar las empresas privadas para luego justificar su estatización, desacreditar cualquier oposición política para dominar las instituciones y gremios, controlar a los medios de comunicación y por último el régimen allendista tomo como aliadas células guerrilleras violentas pertenecientes al Movimiento de Izquierda Revolucionario (M.I.R) y al Partido Socialista de Chile, el MAPU, a quienes después de algunos años, se les unirían las élites especiales de "comandantes" y "combatientes", del brazo armado del PC chileno, que se auto denominó Frente Patriótico Manuel Rodríguez o FPMR.
Derrocado el régimen socialista de Allende, se reactivaron movimientos guerrilleros para recuperar el poder, fue así cuando en 1974 se fundó en Paris la “Junta de Coordinación Revolucionaria” (JCR), integrada por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Bolivia, El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) de Argentina, el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro (MLN-T) de Uruguay y el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) de Chile.
El Dirigente y Fundador de esta Junta era nada mas y nada menos que Fernando Luis Álvarez miembro de la central de inteligencia cubana (DGI) y esposo de Anamaría Guevara, hermana del “Che”. Ahora bien, ¿Qué podían hacer los gobiernos amenazados frente a una internacional terrorista?...
Obviamente hacer lo mismo que hemos visto hacer, cuando los países a través de Estados Unidos se unen en operaciones como la “Libertad Duradera”, o la alianza de países en torno a la ONU para enfrentar la amenaza del terrorismo.
En aquel entonces, los gobiernos de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay emprendieron una cruzada para contrarrestar futuras acciones terroristas, y fue así como se creó la “Operación Cóndor”. Este mecanismo, impreciso por naturaleza y tan satánizado por los sectores de izquierda, dio definitivos y certeros golpes al terrorismo mediante el uso de la inteligencia y la coordinación de recursos de los países involucrados de la misma manera y forma en que se hace hoy.
La acción antiterrorista por lo menos en Chile estuvo dirigida contra quienes empuñaron las armas y se organizaban ilegalmente para la guerra irregular, practicantes en su mayoría de un fundamentalismo ideológico absurdo y extremo. La utilización del método terrorista no es nada nuevo, como tampoco lo es el método de luchar en contra de el. Desgraciadamente el terrorismo criminal y sangriento, sigue siendo el medio utilizado por fanáticos adoctrinados en la lucha violenta por obtener el poder político, o por intentar imponer sus ideologías religiosas.
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